Los tipos de tratamientos con este gas pueden ser los siguientes:
– Microinyecciones o infiltraciones subcutáneas. Este tratamiento se realiza con unas agujas muy finas, a través de las cuales se inyecta el gas medicinal en la piel. Se realiza con un aparato capaz de controlar la dosis de dióxido de carbono, la velocidad del flujo de gas, la temperatura y el tiempo que dura la infiltración. No es una técnica dolorosa, puesto que las agujas son muy pequeñas. Lo normal es no sentir mucho más que un pequeño enrojecimiento o escozor en la zona tratada. Es una técnica delicada, por lo que se recomiendo que sólo sea llevada a cabo por profesionales.
– Baño en gas seco. Se comienza humedeciendo la piel de la persona a tratar, y posteriormente se le coloca un traje o cobertor de plástico que se cierra herméticamente, salvo por un pequeño orifico por el que entrara el gas. Esta exposición dura unos 15 minutos. En ese tiempo, los vasos sanguíneos se dilatan, produciéndose una mejora de la circulación y con ello una mejora de significativa de las marcas de la piel como cicatrices o estrías.
-Piscinas de agua tibia con dióxido de carbono. La persona tratada deberá sumergirse y caminar durante unos 10-15 minutos en estas piscinas bajo la supervisión de un especialista. Notando grandes beneficios en el sistema circulatorio de las piernas.